Si es que cuando tienen razón tienen razón. Es momento de aunar y no de separar, ahora, en este momento de debilidad económica, debemos ser un solo estado, debemos eliminar las barreras que nos separan. Hay que ser prácticos en la lucha contra esta crisis que nos tiene en una situación cada vez más complicada.
Los nacionalismos que tanto nos separan e inciden en diferencias ilusorias, en realidades históricas superfluas y en idiomas que nos llevan a una torre de Babel absurda donde nadie es capaz de entender nada y que con la crisis que tenemos encima, solo genera gastos banales, deben desaparecer.
De nada sirven los pequeños estados llenos de redundancias que solo pueden llevar a conflictos y a envidias. Hay que olvidarse de folclores arcaicos rescatados del ideario popular para dar paso a nuevos modos de vivir más acordes a los tiempos que vivimos. La crisis no nos da otra opción.
Somos personas y es eso lo que debe primar por encima de todo, personas que quieren una vida mejor, personas que buscan el bienestar propio, por ello debemos dar un paso y dejar este punto zanjado, hay que aprovechar este momento para dar el paso y que la unión de todos y todas sea definitiva.
España debe renunciar a su independencia, ha de ser un estado dentro de Europa, la convergencia europea debe ser ahora. El castellano debe quedar a un lado, el inglés es la lengua mundial, al final… ¿en se diferencia un portugués de un español? Y lo que digan los ciudadanos en realidad no importa, será bueno para ellos, aunque aún no lo sepan. Nada de consultas, eso sería anti-español.
El estado único europeo es el futuro, las competencias centralizadas desde Bruselas, las haciendas y los impuestos determinados desde esa bonita ciudad Belga. No es el momento de banderas, no es el momento de sectarismos monárquicos, ni de sueños imperiales, permanecer como país independiente no es solución para la crisis.
El nacionalismo español intransigente ha criado y ha dado argumentos a los nacionalismos “periféricos” como dicen ellos. De aquellos polvos estos lodos.
Disfruten, esto no ha hecho más que empezar.
Los nacionalismos que tanto nos separan e inciden en diferencias ilusorias, en realidades históricas superfluas y en idiomas que nos llevan a una torre de Babel absurda donde nadie es capaz de entender nada y que con la crisis que tenemos encima, solo genera gastos banales, deben desaparecer.
De nada sirven los pequeños estados llenos de redundancias que solo pueden llevar a conflictos y a envidias. Hay que olvidarse de folclores arcaicos rescatados del ideario popular para dar paso a nuevos modos de vivir más acordes a los tiempos que vivimos. La crisis no nos da otra opción.
Somos personas y es eso lo que debe primar por encima de todo, personas que quieren una vida mejor, personas que buscan el bienestar propio, por ello debemos dar un paso y dejar este punto zanjado, hay que aprovechar este momento para dar el paso y que la unión de todos y todas sea definitiva.
España debe renunciar a su independencia, ha de ser un estado dentro de Europa, la convergencia europea debe ser ahora. El castellano debe quedar a un lado, el inglés es la lengua mundial, al final… ¿en se diferencia un portugués de un español? Y lo que digan los ciudadanos en realidad no importa, será bueno para ellos, aunque aún no lo sepan. Nada de consultas, eso sería anti-español.
El estado único europeo es el futuro, las competencias centralizadas desde Bruselas, las haciendas y los impuestos determinados desde esa bonita ciudad Belga. No es el momento de banderas, no es el momento de sectarismos monárquicos, ni de sueños imperiales, permanecer como país independiente no es solución para la crisis.
El nacionalismo español intransigente ha criado y ha dado argumentos a los nacionalismos “periféricos” como dicen ellos. De aquellos polvos estos lodos.
Disfruten, esto no ha hecho más que empezar.
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